miércoles, 5 de diciembre de 2012

la mujer en Salamanca: "La Negrita"

                                                                    "La Negrita"
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Su nombre natural era Chicaba; nació en África Occidental alrededor de 1676.
A sus diez años fue raptada y capturada por un buque español; una vez llevada a Sevilla es entregada al Rey Carlos II como rareza exótica.
Ella había declarado ser hija del Rey de un país llamado *La Mina baja del Oro*. Carlos II se la regala al Marques de Mancera antiguo Birrey de México. Trás rechazar las preposiciones de matrimonio y liberarse de muchos intentos de asesinato, decide ingresar en un convento. El Marqués le concede la libertad pero muchos conventos le cierran sus puertas a una mujer de raza negra. En 1704 consigue ingresar en el Convento de la Penitencia, en Salamanca, aún así Chicaba no fue admitida como novicia, sino como sirvienta de las monjas, siendo apartada de ellas en los rezos y las comidas. Se le prohibió incluso acostarse en el dormitorio y lo hacía en la enfermería.  
 Una de las mas penosas tareas que se encomendó a Chicaba fue tutelar a una monja endemoniada, que de continuo se quejaba de ser cuidada por una negra. Un día que la Santa Negrita iba a peinarla, escupió sobre el peine para facilitar la labor y su saliva quemó la cabeza de la poseída como un hierro al rojo. 

  Estamos en plena guerra de sucesión y los enemigos portugueses han puesto cerco a la ciudad e instalado piezas de artillería en los contorno. Comienzan a sonar los estampidos de los cañones y los habitantes de la ciudad buscan refugio  Chicaba sale a una ventana del convento y alza una estampa. Las bombas se detienen y se desvían, errando sus blancos por la milagrosa actuación de la monja. No cabe suda de la santidad de esta mujer africana de la que afirma que llega a levitar. Ta tacha de su nacimiento en tierras paganas es difícilmente salvable, pero se sabe que en su país natal Chicaba tuvo un encontró con Jesús, un niño blanco al que prometió ser sus esposo. Amó a su divino marido con esa misteriosa intensidad carnal de los místicos, como declara por su propia pluma en estos versos:


Hay, Jesús, que diré yo,
si os vais con otras,
que haré yo:
Clamaré, lloraré
hasta ver a a Dios,
y si no, y si no,
morir de amor
CONTINUAN LOS CELOS:
Y si estás con otra,
ya yo lo he visto;
a Marta y Maria
las has querido.
Sor teresa Juliana murió el 6 de diciembre de 1748 . En el momento de expirar, su piel se volvió blanca y la estancia se inundó de exóticos y desconocidos aromas. Fue enterrada sin popan ni ceremonia alguna en el claustro del convento y no ante su Sacramentado. Pocos asistieron al sepelio. Sin embargo, la multitud irrumpió en su celda y se disputó sus objetos personales: cada cuenta del rosario, cada jirón de su hábito, sus estampas  y papeles fueron dispersados por manos ávidas de reliquias. Este fue el fin de Chicaba, de quien aún se conservan recuerdos en el convento que habitó hoy conocido como Las Dueñas, y a la que podemos otorgar otro mérito: fue la primera escritora africana en lengua española. También se dice que las oraciones dirigidas a ella curan a los niños herniados.
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