MONSTRUOS S.A.
Ambos jugaron
fieles a sí mismos. Messi en la zona de tres cuartos, buscando amigos
que le devolvieran la pelota. Apareciendo veloz por un costado o
llegando al área esperando el remate.
Cristiano buscando el uno contra uno y rompiendo en diagonal desde la
derecha. Estuvo más atento de lo habitual a las subidas primero de
Alves —los músculos del brasileño no soportaron dos esprines de Ronaldo y
se rompió— y después de Montoya. Provocando faltas. Siendo levantado
del suelo, caballerosa y deportivamente, por su rival Iniesta.
Tras el descanso, Messi abrió las hostilidades con un eslalon de
costa a costa por la banda derecha que acabó con el Camp Nou rendido a
sus pies, el izquierdo, preferentemente. Dios. Prólogo del zurdazo que
coló en la escuadra de Iker de falta directa, una de las especialidades
de CR7.
Ronaldo, sin embargo, no permitió que la felicidad se instalara en la
gradería Porque cinco minutos después rompió por dentro para asociarse
con Özil —entre ambos han fabricado cuatro goles en las últimas cuatro
visitas— y batir a Valdés. De nuevo empate a puntos en un combate al
que, afortunadamente, le restan muchos asaltos.
Messi lideró el último arreón azulgrana, con Cristiano ya herido en
su hombro, pero todavía sobre el campo, sin esconderse a pesar de tener
un esguince de hombro. Pero las tablas estaban firmadas.
Los números son de estudio. Ambos han logrado ocho dianas en Liga.
Ronaldo presenta 14 goles en la temporada, por los 12 del argentino. Leo
hizo ayer su gol 100 en el Camp Nou. Montruos S.A.
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