lunes, 8 de octubre de 2012

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Si hoy es lunes
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Si hoy es lunes esta es la España de los setenta. El lunes es el día en que reconocemos nuestra derrota frente a los días laborables. Y el mayor síntoma de esa derrota es quedarse en casa a ver la tele de modo masivo. Los lunes se ha desencadenado una batalla televisiva por el horario estelar que se suma a esta España en regresión.ISAVEL, Tu cara me suena y La que se avecina pugnan con recursos clásicos: narración histórica, concurso de imitadores y humor ibérico.


La serie de TVE pierde adeptos, pero ha dejado claro que el drama histórico funciona bien en la televisión pública por el aura institucional que hace que hasta las campanadas de fin de año suenen más nacionales. Otro asunto será saber si la cadena pública, esquilmada de ambición, será capaz de sostener una línea de ficción poderosa. El concurso para famosos que presenta Manel Fuentes, que lo compagina con su consolidado programa matinal en Catalunya Radio, propone una nueva entrega, sin renunciar a Santiago Segura, que se convirtió en el invitado soñado. No en vano fue de concursante en la tele como llegó a financiar sus primeros cortometrajes y conoce el oficio desde las dos caras, algo muy inhabitual y que explota con tino.


La que se avecina, pese a muchos imitadores de su tebeo a lo Ozores, atesora la esencia fundacional de Aquí no hay quien viva. Se plantea sin rubor no ya el humor, sino algo ocho o nueve escalones por encima. Los actores actúan sin freno, como si a Paco Martínez Soria o a Gracita Morales se les pudiera inyectar clembuterol. Para alimentar el reparto va a ser necesario que el Actor’s Studio lo pase a dirigir Louis de Funès. Si el guión es precipitado y de brochazo, y la realización brusca y sutil como un bocadillo de panceta, el jaleo es salvado por actores no ya pasados sino ultravitaminados. José Luis Gil, Macarena Gómez o Jordi Sánchez arremeten cada frase con tal pureza en la sobreactuación que uno no puede dejar de mirarlos rendido de admiración. Puede que sea una debilidad propia, pero si a la televisión le gusta la carne muy hecha no hay nada más honesto que prenderla fuego.

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